Somos Libres, Seámoslo Siempre? (A propósito de la Autonomía de la Voluntad y el Orden Público)

Resumen

La libertad es una condición básica existencial del ser humano. El Derecho surge como consecuencia de la naturaleza social del ser humano. La individualidad está dotada por la propia naturaleza, pero el ser humano, además, es un ser gregario, comunitario. Consecuentemente, es individuo y es colectividad. El dilema libertad-autoridad ha marcado el desarrollo de la humanidad. Desde el punto de vista jurídico, este dilema se expresa entre la autonomía de la voluntad y el orden público. La primera es la generadora de los actos jurídicos, que no es más que la expresión de la libertad del ser humano. La segunda representa los intereses colectivos que no son más que aquellas condiciones mínimas que todos debemos respetar y que son producto de los valores que imperan en la colectividad. La autonomía de la voluntad no puede ser entendida sin el orden público y viceversa. El orden público se convierte así en un aspecto estructural del Derecho, porque son las condiciones mínimas que facilitan la convivencia de los seres humanos. El derecho se convierte en el regulador de las libertades de los seres humanos, porque, finalmente, los derechos son ejercidos siempre en colectividad. El presente trabajo, además de intentar una concepción de ambas instituciones jurídicas, hace un estudio de la evolución histórica de los mismos, fundamentalmente, relacionándolas con los contratos, que son la mejor expresión del ejercicio de la libertad del ser humano, pero esta libertad no es irrestricta.