Significado y Aplicación de los Criterios para la Acreditación Médica

Autores/as

  • Donald G. Kassebaum Association of American Medical Colleges (AAMC), Washington
  • Robert H. Eaglen Association of American Medical Colleges (AAMC), Washington
  • Ellen R Cutler Association of American Medical Colleges (AAMC), Washington

DOI:

https://doi.org/10.15381/anales.v58i3.4686

Resumen

Los autores examinaron el propósito operacional de 48 ítemes que establecen los criterios de acreditación para la enseñanza, aprendizaje y evaluación en una Facultad de Medicina, y determinaron en que extensión se aplicaban estos criterios por parte de las facultades y de los evaluadores locales en 59 programas evaluados por el Comité de Consenso sobre Educación Médica (LCME) en el periodo 1994-1996. En este estudio, «aplicación» significaba que se ofrecía la evidencia, aunque esta no necesariamente probaba cumplir con el criterio. as fuentes de Información empleadas fueron las bases de datos de educación médica y las autoevaluaciones preparadas por las facultades que se estaban sometiendo a los estudios de acreditación, y los reportes preparados por equipos ad hoc de evaluadores. Para cada una de las 48 facultades solicitantes de acreditación, se determinó la frecuencia con que ofrecían evidencias de cumplimiento de los criterios verificadas por los evaluadores. Además, en cuanto al disentimiento de las facultades evaluadas con los criterios, los autores compararon los patrones de los Informes elaborados por los inspectores en las evaluadas durante el período 1984-1986 y las visitadas entre 1994-1996. En 1994-1996, las facultades enviaron 42 de las 48 solicitudes de acreditación en el 90% o más de los casos. Las áreas de atención particularmente bajas estuvieron en relación con la definición y comunicación de los objetivos educacionales (47% de las facultades brindaron evidencias), la autoridad del cuerpo docente y el control de los programas académicos en las clínicos afiliadas (12%), y el compromiso del cuerpo docente con la eficacia y el conocimiento de la pedagogía, del diseño curricular y de los métodos de evaluación (8%). Los equipos de inspección, en cambio, dieron cuenta en sus reportes de sólo 26 (55%) de los criterios durante el mismo periodo de tiempo. Entre los enviados menos frecuentemente, estuvieron la definición y comunicación de los objetivos educacionales por parte de las facultades (constituyendo el 59% de los reportes); la evaluación de la capacidad de los estudiantes para solucionar problemas (51%); la comparabilidad de las experiencias educacionales y e a evaluación de los estudiantes en las distintas sedes de enseñanza (49%); el conocimiento por parte del cuerpo docente de la pedagogía, la construcción curricular y la evaluación de los estudiantes (8%); la autoridad y el control de los programas académicos por parte de los profesores en las clínicas afiliadas (7%); y el conocimiento de los métodos para medir el desempeño de los estudiantes por parte de la administración y el cuerpo docente (2%). En la última década, los puntos más frecuentemente citados por los evaluadores acerca del disentimiento de las facultades con los criterios de acreditación tienen que ver con lo referente a consejerías y servicios de salud para los estudiantes, a recursos de financiamiento, espacio e infraestructura institucional, a aspectos de la plana docente y la libertad de acción del decanato y las posiciones de los presidentes de los departamentos. La preocupación siguiente, en orden, trató lo referente a varios aspectos del programa educacional que conduce al grado de MD (Medical Doctor). Entre los puntos importantes del programa educacional que aumentaron significativamente durante la última década, estuvieron los referidos al diseño, manejo y evaluación de la currícula; a las experiencias de atención primaria y ambulatoria; y a las políticas de avance estudiantil y aspectos relacionados. Las facultades prestaron mucha atención a la mayoría de los 48 estándares, en gran parte debido a que estaban apremiadas por la formación de la base de datos de educación médica y de los protocolos de autoevaluación. En aquellos casos de menor aplicación, la falla reposaba tanto o más en las ambigüedades presentes en la construcción y en el objetivo de los criterios que en la lenidad institucional. La dejadez de los evaluadores para con los criterios de acreditación es más preocupante. En algunos casos, ésta puede atribuirse a incertidumbres acerca del significado de los requerimientos y de las cantidades que se necesitan para ser reportado, o a que los inspectores pueden conformarse al alcanzar un umbral de «cumplimiento sustancial», sin lograr el total de las evidencias. Los autores argumentan que muchos de los criterios que estuvieron poco aplicados en las inspecciones, son importantes para el desarrollo del programa educativo y del control de calidad. El LMCE necesitará considerar si deben darse definiciones más esclarecidas y resaltadas en cambio de estos criterios que habían sido dejados de lado, o si algunos de los requerimientos están al margen como indicadores de calidad. Una inspección planificada de los grupos implicados ?educadores, médicos, estudiantes, graduados y encargados del programa de residencia, entre otros? podría ayudar a confirmar la validez de los criterios y su importancia para la educación médica.

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Publicado

1997-09-15

Número

Sección

Artículo Especial

Cómo citar

1.
Kassebaum DG, Eaglen RH, Cutler ER. Significado y Aplicación de los Criterios para la Acreditación Médica. An Fac med [Internet]. 1997 Sep. 15 [cited 2024 Apr. 18];58(3):210-21. Available from: https://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/anales/article/view/4686