Debilitamiento de las antípodas afecta el clima de la Tierra
DOI:
https://doi.org/10.15381/iigeo.v2i4.2141Palabras clave:
glaciares, volcanes, antipodas, biosfera, climasResumen
Los extremos opuestos de la materia al estado plasmático se encuentran presentes sobre la superficie terrestre, como inmensos termómetros indicándonos anteladamente los periodos en que el clima está en equilibrio o desequilibrio. Uno de dichos extremos lo conforman los glaciares provistos de una poderosa energía potencial cuyo objetivo es mantener orden, solidez y conservación de estructuras y flujos energéticos; al otro extremo está el fuego de los volcanes con su poderosa energía cinética, dispuesta a transformarse en otras formas de energía; ambos eventos constituyen las "Antípodas Energéticas" de la materia al estado plasmático. Durante el pleistoceno y los periodos en que los glaciares dominaron grandes extensiones de la tierra, hubo evolución o involución de determinadas especies, así como de los ancestros del hombre: los Ramapitecos, Australopitecos, Homo Hábilis, Homo Erectus, Neandhertal y Homo Sapiens, productos de cataclismos y cambios climáticos abruptos sobre la superficie terrestre; así mismo, al incrementarse el calor permitió el desarrollo de la vida, matizada de grandes desastres y modificaciones climáticas, floreciendo luego una inmensa variedad de especies (incluso gigantes) dentro del espectro del tiempo geológico. Al observar la tierra como un todo, vemos que es gobernada por diferentes tipos de "antípodas energéticas": es así, que casi la totalidad del Hemisferio Occidental está ocupado por el Océano Pacífico donde hay predominio de flujos cinéticos representados por sismos, terremotos, tsunamis, oleajes, vulcanismos y fenómenos de "El Niño Tectónico" favorecidos por el calor y la energía procedente del interior de la tierra, y en el Hemisferio Oriental conformado por los continentes de: Europa, África, Asia e India dominan los friajes, sequías, huracanes producto del dominio de "La Niña". Igualmente, en el polo Norte se ubica el Océano Ártico (masa de agua fría), en contraste al polo Sur ocupada por el continente de la Antártida, cuyas interrelaciones energéticas permiten el equilibrio cinético rotacional y como tal, presencia de climas favorables en la tierra. Esta distribución nos permite entender que el clima "es la resultante de un estado de equilibrio o desequilibrio de las diferentes antípodas energéticas que operan sobre la biósfera".
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Derechos de autor 1999 Honorio S. Campoblanco Díaz, Julia Gomero Torres

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